Hay un manjar que es la definición misma de la elegancia en la mente de la mayoría de la gente, es una palabra misteriosa que aúna el anhelo de las cosas mejores de la vida, con una extraña repugnancia una vez que se piensa demasiado en lo que es. Hay muchas cosas que reciben el mismo nombre, pero sólo una de ellas es el verdadero caviar. El verdadero caviar procede de uno de los pocos tipos de esturión, y el Día del Caviar celebra este sabor de decadencia, y la historia que hay detrás.
Historia del Día del Caviar
El caviar tiene una historia extraña, si tenemos en cuenta el lugar que ocupa en la sociedad actual. Sin embargo, los orígenes siguen siendo los mismos. El caviar es la hueva (o huevos) de la hembra de varias especies de esturión, siendo la beluga la variedad más popular y conocida de esturión. Hace mucho tiempo, el caviar se servía gratuitamente, de la misma manera que los cacahuetes se sirven hoy en día, regalados para fomentar la sed y animar a la gente a beber aún más.
El caviar adecuado viene en muchos colores, aunque la mayoría de las veces es de un color negro nacarado intenso, y puede representar hasta el 25% del peso corporal de un esturión. Para los que no lo sepan, un esturión puede pesar más de 300 libras, lo que significa que un solo esturión puede producir hasta 75 libras a la vez. El caviar era tan popular y los suministros tan abundantes que Norteamérica suministraba casi todas las 600 toneladas anuales que iban a Europa cada año.
Una vez que se prohibió la pesca del esturión en 1906 para proteger el menguante número de ejemplares en el océano, el precio del caviar empezó a subir. En la década de 1960, su precio era tal que prácticamente definía lo que significaba una comida elegante y cara. El precio no ha hecho más que subir desde entonces.
Cómo celebrar el Día del Caviar
Celebrar el Día del Caviar es delicioso y aventurero. Aunque el esturión beluga puede estar fuera de las posibilidades económicas de mucha gente, no es el único tipo de caviar que existe. El Día del Caviar los celebra todos, incluso los «impostores» como el salmón, la trucha, la carpa, el pez globo y muchos más. Sal ahí fuera y explora la delicia culinaria que es el caviar, y si eres especialmente afortunado podrás disfrutarlo en el cuenco de una cuchara de nácar. No hay razón para que no podamos comer todos como reyes y multimillonarios, aunque sólo sea por un día.
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