El Día de la Sol terona es una alegre ocasión para que las solteronas de todo el mundo se reúnan y se regocijen en la reivindicación de unas y otras del estilo de vida alegre y despreocupado y de la completa independencia que conlleva la soltería. Y así debe ser, porque el matrimonio, la maternidad y la crianza de los hijos bastan para despojar gradualmente a una mujer de todo el tiempo libre, el dinero y la vitalidad que pudiera tener en esos primeros años en los que era tan reacia a las insinuaciones de los hombres como un zorro a la picadura de un puercoespín.
Esta fiesta anual reunía a mujeres y hombres solteros en bailes sociales en algunas de las ciudades más avanzadas del mundo ya en los años 30, y es una tradición que se ha mantenido hasta hoy, aunque las grandes fiestas de baile son menos comunes hoy en día. En aquella época, el Día de la Solterona daba a las solteras infelices la oportunidad de conocer a su alma gemela o de enamorarse del hombre equivocado y desperdiciar unos cuantos años más. En cualquier caso, ser una solterona estaba mal visto, así que algunas mujeres aprovechaban la oportunidad para fingir que querían casarse.
Las mujeres de hoy lo celebran reuniéndose, bebiendo cócteles de solterona, comiendo tarta de solterona, jugando al juego de cartas de la solterona, escuchando la canción «Eleanor Rigby» de los Beatles y, en general, disfrutando de su soltería mientras dure.
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