Oh, ¡por el amor de Dios! ¿No es otra fiesta inútil?
El Día por el amor de Dios celebra un ejemplo de «juramento picado», en el que una palabra o frase ofensiva se sustituye por algo más aceptable en la sociedad. Otros ejemplos son «¡Por Dios!» y «¡Azúcar!». Estos eufemismos se han utilizado durante siglos cuando la gente se golpea los pulgares con martillos, se quema las manos en platos calientes o se sienta sobre cosas afiladas mientras está en compañía educada. ¿Por qué se ha señalado a Pete para que reciba una atención especial?
En el caso de este particular juramento picado, es probable que Pete se refiera a San Pedro. Sin embargo, si hay un Pete en tu vida, ¿por qué no hacer algo por él? No tiene por qué ser mucho: ¡prepararle una taza de té o un buen bocadillo estaría bien!
Si no tienes a Pete, quizá puedas celebrarlo diciendo «Por el bien de Pete» siempre que tengas la oportunidad.