Mellarse el dedo con un cuchillo mientras se cortan unos tomates para una ensalada es una simple molestia para la mayoría de nosotros: pronunciamos una o dos palabras de elección, enjuagamos el corte, aplicamos un desinfectante y tal vez una tirita, y seguimos con nuestras vidas.
Lo mismo ocurre, por ejemplo, cuando nos tropezamos y nos caemos: la mayoría de nosotros nos levantamos y seguimos adelante, sin pensar más en la situación y sin apenas notar el moratón que puede aparecer después. Por desgracia, hay personas cuya vida puede ponerse en peligro por accidentes aparentemente menores: los hemofílicos.
La hemofilia afecta a unas 400.000 personas en todo el mundo, muchas de las cuales no son plenamente conscientes de su condición o no reciben el tratamiento que necesitan. Dado que un porcentaje relativamente pequeño de la población mundial padece hemofilia, mucha gente no es consciente de la gravedad de esta enfermedad y de lo difícil y peligrosa que hace la vida de quienes la padecen. Y aquí es donde entra en juego el Día Mundial de la Hemofilia.
Historia del Día de la Hemofilia
La hemofilia se descubrió por primera vez en el siglo X, cuando los médicos empezaron a interesarse seriamente por las personas, sobre todo los varones, que se desangraban tras sufrir sólo heridas leves. En aquella época, se llamaba Abulcasis. Por desgracia, debido a la limitada tecnología de la época, era imposible investigar la enfermedad adecuadamente.
Se cree que numerosos personajes históricos famosos tenían hemofilia, especialmente miembros de las familias reales europeas, y a menudo se trataba con aspirina, que diluía aún más la sangre del hemofílico, lo que hacía que los síntomas empeoraran.
Luego, en 1803, el Dr. John Conrad Otto, de Filadelfia, empezó a estudiar más a fondo a las personas a las que llamaba «sangradores», reconociendo que era una enfermedad hereditaria que se transmitía con más frecuencia a los varones por parte de sus madres sanas. En 1937, la hemofilia se dividió oficialmente en dos tipos: A y B. Aunque hasta hoy no se ha inventado ninguna cura para la hemofilia, la enfermedad puede controlarse administrando factores de coagulación de forma regular para evitar episodios de hemorragia espontánea.
El Día Mundial de la Hemofilia fue creado por la Federación Mundial de Hemofilia en 1989, y la fecha en que se celebra, el 17 de abril, se eligió en honor al fundador de la organización, Frank Schnabel. El objetivo de este día es concienciar sobre la enfermedad y otros trastornos hemorrágicos, así como recaudar dinero para el tratamiento de quienes no pueden permitírselo.
Cómo celebrar el Día Mundial de la Hemofilia
Todos los años se organizan numerosos actos en el Día Mundial de la Hemofilia, llenos de presentaciones educativas y otros eventos que promueven la concienciación sobre la enfermedad y los que la padecen. Si no puedes asistir, puedes considerar la posibilidad de hacer un donativo a la Federación Mundial de Hemofilia para apoyar su lucha contra esta enfermedad debilitante, especialmente en las zonas más pobres del mundo.
Otra cosa que podrías hacer es buscar la página de Facebook de la Federación Mundial de Hemofilia y proceder a compartir algunas de las muchas infografías que publican para ayudar a tus amigos de Facebook a estar también más informados. Lo mismo ocurre en Twitter: sigue a la Federación Mundial de Hemofilia y retuitea sus tuits sobre este día. Puede que no parezca gran cosa a primera vista, pero las redes sociales han demostrado ser increíblemente poderosas en muchas ocasiones, especialmente cuando se trata de correr la voz sobre una causa importante. Incluso el más pequeño de los gestos puede marcar la diferencia
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