Con tantos tipos de bolígrafos, desde la bolígrafo de toda la vida hasta la decadente fuente y el polivalente Sharpie, el humilde lápiz suele pasarse por alto. Por eso el Día del Lápiz está aquí para recordarnos lo increíble que puede ser una barra de grafito encerrada en un tubo de madera.
Dibujar a lápiz es una actividad increíblemente expresiva, terapéutica y divertida. Tanto si eres un ilustrador experimentado como si crees que no tienes un solo hueso creativo en el cuerpo, tómate cinco minutos para hacer una rápida sesión de garabatos y ver a dónde te lleva tu imaginación. Con un lápiz puedes eliminar tu error con una goma de borrar, o simplemente frotarlo con el pulgar para crear una zona sombreada o un efecto interesante. Luego, cuando hayas terminado, hay pocas cosas más satisfactorias que colocarse el lápiz detrás de la oreja y desfilar como un periodista neoyorquino de los años cincuenta (asegúrate también de remangarte).
Ah, y si quieres ser especialmente friki (como nosotros), echa un vistazo a este artículo sobre las escalas de graduación del lápiz
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